Los Dioses del Olimpo de la Grecia clásica castigaron, por su extraordinaria astucia, al malvado Sísifo a que durante toda la eternidad y en los infiernos, a arrastrar durante el día una pesada piedra por una empinada ladera y que al final del día, después de haber llegado a la cima, esta cayera irremediablemente al principio, para empezar su esfuerzo nuevamente y sin remedio.
Es como si la maldición de Sísifo nos persiguiera, pero con una diferencia importante en los personajes. Los culpables de las bajadas de las piedras (bajadas de las Bolsas) hasta el mismo sitio en que empezamos (01/01/2011), no son sólo los Dioses, sino también una Europa que no acaba de afrontar “por las buenas” de una forma más firme, contundente y sobre todo unánime, aunque dolorosa, las medidas necesarias para no quebrar en cadena, y dar al traste con la idea de una Unión Europea.
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