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Hace ya 4 meses que Grecia intenta solucionar la grave situación financiera que la afecta. Pero cada paso que da para superar la crisis, se desvanece por la presión de los mercados y las reticencias de algunos países de la eurozona.

El origen del problema financiero griego es claro: Grecia ha vivido en la última década, fiscalmente hablando, por encima de sus posibilidades. Durante años, ha gastado más de lo que ingresaba, los sueldos son los más bajos de Europa, la pensión media es de 600 euros y los impuestos de hasta el 50% del sueldo. Pero los precios son los mismos que en España, o más caros.

Además Grecia se ha saltado a la torera el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE que limita el déficit público por debajo del 3% y obliga a controlar la emisión de deuda.

Y lo peor de todo no es esto, es que para ocultarlo, los griegos falsificaron todas las estadísticas.

Hay muchos ejemplos del porqué Grecia ha llegado a esta situación insostenible. Y si no mirad estos:

- Una vez sobrevoló un avión de la eurozona una zona residencial de Atenas, donde hay que declarar las piscinas. En teoría, sólo había 324. En las fotos aéreas aparecieron 16.974.

- Hay 320.000 pensiones de invalidez falsas y las familias de 60.000 muertos siguen cobrando su jubilación.

- La lista de profesiones de riesgo que permiten una jubilación temprana incluye 600 oficios, entre ellos el de trompetista, por los reflujos gástricos, y locutor, por los microbios de los micrófonos.

- En algunos ministerios hay pluses por llegar puntual al trabajo.

- La evasión fiscal, es el deporte nacional. Según datos del Ministerio de Finanzas se escapa el 40% de los ingresos.

- En el año 2010, el 4,5% de los ahorros griegos salió del país.

¿Sorprendente, verdad?

Pues aún hay más. La última vez que Grecia cuadró un balance fue en 1972 en la dictadura de los coroneles. Durante los Juegos Olímpicos de 2004 en Atenas, el país se endeudó hasta lo imposible por los fastos organizativos disparándose el coste de estos de 2.800 millones de euros a 14.000.

Hay 800.000 funcionarios en un país de 11 millones de habitantes. El 10% de la población activa.

Todo esto le impide a Grecia reducir el déficit y el hecho de que la deuda pública de este país ascienda al 115% del PIB le obliga a bloquear las eventuales medidas para estimular la economía. Una espiral difícil de romper y que a largo plazo le ha llevado a la bancarrota.