El carry trade es un sistema en el que un inversor se financia en una divisa cuyos tipos de interés están bajos e invierte ese dinero en otra divisa con tipos de interés altos. Por ejemplo, el carry trade típico de los últimos años ha sido financiarse en yenes japoneses (interés al 0,5%) e invertir en dólares USA al 5%. Ganas ese diferencial del tipo de interés. Pero claro, puedes perder por los movimientos del cambio de las divisas. El tema es que si hay muchos inversores haciendo la misma operación, generan que el yen baje y que el dólar suba, con lo que están favoreciendo su propia inversión. Esto genera una espiral de beneficios muy alta hasta que se derrumba. Pero tiene plazos largos, con lo que es una inversión que funciona bastante bien.
Este movimiento con el yen japonés y el dólar o el euro ha sido el realizado en masa en los últimos años. Con la bajada de los tipos de interés en EEUU y Europa, el carry trade se está trasladando a los países emergentes. La inversión la tienes que hacer en economías sólidas y hasta ahora siempre se hacía en los países más desarrollados. Pero la última crisis, hace que los capitales vean más seguridad y crecimiento en alguno de los países emergentes. Lo que fomentará que cada vez se acerquen más a los países más desarrollados. Salvo China que tiene control sobre el cambio de la divisa contra el dólar, países como Brasil Australia, Nueva Zelanda, Turquía o India son los nuevos destinos de las inversiones del carry trade.
De hecho, firmas de inversión como Goldman Sachs Group o Insight Investment Management empiezan a recomendar a sus clientes carry trades. “La economía global parece haber encontrado un punto de inflexión”, explica un analista de Insight en Bloomberg, “estamos preparados para un periodo de algunas inversiones en divisas clásicas de riesgo, en las que se venden dólares frente a las monedas de países emergentes”.
Concretamente, destacan las inversiones en el dólar australiano y en el real brasileño, donde la media del precio del dinero se encuentra en el 11,25%, es decir, unos 11 puntos más caro que en Estados Unidos.
Por otro lado, las operaciones de carry trade han sido rentables durante los últimos treinta años. De hecho, en los años 80 generaron de media unos retornos anuales del 21% y hasta los 90 (en 1992 se firmó una caída del 54%) no registraron pérdidas anuales, según datos de ABN Amro publicados por Bloomberg. De nuevo, entre 2000 y 2005, las operaciones de carry trade volvieron a firmar importantes ganancias con subidas medias del 16%.
No obstante, desde 2006, cuando estalló la crisis subprime y se colapsó el mercado de crédito, especialmente en 2008, las pérdidas anuales han superado el 16%. Una situación que ha comenzado a cambiar desde el pasado mes de marzo, en el que el ABN Amro Index ha subido un 4,6%, su mejor mes desde septiembre de 2003.
De hecho, una cartera compuesta en las mismas proporciones por lira turca, real brasileño, florín húngaro, rupia indonesia, rand sudafricano, dólares australianos y kiwis de Nueva Zelanda ha ganando un 196% entre el 2 de marzo y el 10 de abril.
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