lunes, 2 de febrero de 2009

DE LA ESTANFLACION A LA DEFLACION

Hace unos meses temíamos por la llegada de un periodo de estanflación, y ese miedo es el que quizá nos haga entrar en deflación.
La estanflación es un período peligroso en el que con bajo crecimiento económico la inflación se mantiene alta y constante. Es lo que nos ocurrió en la crisis de los años setenta. Los precios del petróleo aumentaron de forma vertiginosa, y el gobierno intervino aumentando el gasto del estado y una política fiscal expansiva. A costa de una mayor inflación. Los trabajadores presionaron al alza para subir los salarios y se aumentaron los tipos de interés para frenar la inflación. Esa política fiscal expansiva y la crisis, produjeron el efecto de una disminución del ahorro y de la inversión, provocando un incremento del déficit del estado y un deterioro de la balanza de pagos. En ese momento teníamos un arma del que ahora no disponemos y que fue el que salvo la economía española: la devaluación de la moneda.
Esta devaluación provocó la mejora de la competitividad española y de su balanza de pagos. Además con la firma de los pactos de la Moncloa se contuvo el gasto público, se instaló una política monetaria restrictiva, y a través del estatuto de los trabajadores se flexibilizó el mercado laboral. La situación durante los 3 primeros trimestres de 2008 era similar a los años 70, salvo que con cifras muy inferiores de déficit, paro y balanza exterior. Pero ya no tenemos ni política monetaria, ni moneda para devaluar.
Ese miedo a la estanflación en Europa ha provocado que las medidas en política monetaria llegaran tarde para España. La falta de acción de las autoridades españolas, que no han querido ver el problema que se nos avecinaba ha empeorado nuestra situación.
Este empeoramiento está provocando la posible llegada de un periodo de deflación, mucho más peligroso que la estanflación. Porque además de todos los problemas que esta última origina se produce un descenso acelerado y brutal del consumo. ¿Por qué este descenso del consumo?, muy sencillo, si los precios están bajando, los consumidores no compran pensando que podrán adquirir bienes o servicios a unos precios más reducidos. Es una espiral que no tiene fin. Bajan los precios, no consumo porque van a bajar más, siguen bajando los precios por la falta de demanda, etc. La deflación provoca la caída de las empresas que tendrán que vender por debajo de sus costes, pérdidas continuas hasta que ya no puedan más y tengan que cerrar, entrar en procesos concursales, despedir trabajadores, etc.
Dado que no tenemos posibilidad de devaluar nuestra moneda y que la política monetaria está llegando ya a su límite de acción, sólo nos queda lo siguiente: un aumento de la competitividad de las empresas a través de una reducción de impuestos y de la flexibilización del mercado laboral y el traslado de confianza a los consumidores sobre el futuro inmediato de la economía.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante artículo, muy didáctico para aquellos que estamos muy ducho en economía.

De acuerdo con que la deflación es una espiral perniciosa sin fin que ocasiona graves perjuicios. Dicho esto, y sacando conclusiones de tu escrito, se podría deducir que para solucionar o paliar la crisis, un arma interesante sería la devaluación de la moneda si tuviéramos una propia como en tiempos de la peseta. ¿Esto quiere decir que el tan ansiado euro (el valor de la unión que se decía) al final no ha resultado tan útil y beneficioso como hubiera sido deseable? Es decir, se nos vendió una convergencia europea a nivel monetario que facilitaría el desarrollo económico más allá de nuestras fronteras con los países miembro, pero a tenor de los resultados, parece que no se hubieran calibrado sus consecuencias en tiempos de crisis como no poder aplicar la devaluación de moneda.

En segundo lugar, quiero referirme a las "recetas" que propones al final. Me parece totalmente acertado fomentar la competitivdad empresarial pues son las empresas el verdadero motor de la sociedad, y por eso, creo que la reducción de impuestos es vital, y promover la creación de tejido empresarial incentivándolo con menos impuestos, e incluso la eliminación de algunos, como se hizo con el de Sucesiones y donaciones -aunque éste fuera destinado a las familias- me parecen acertados. Sobre el tema de los impuestos, leí hace escasos días que lo mejor es rebajar o eliminar los que afectan directamente a los individuos o las familias, como el de la renta, que siempre será más beneficioso que si se aplican esas reducciones sobre productos de consumo, que son indirectos ya que se puede pasar, salvo artículo de primera necesidad, sin ellos.

Después hablas de la "flexibilización" del mercado labora, pero ese "palabro" provoca ciertas inquietudes porque, por ejemplo, desde el sector sindical se considera un eufemismo para lo que ellos creen que es "abaratar el despido", lo que a juicio de los sindicatos mayoritarios, desprotege al trabajador.

Hablando de esto, también sería interesante saber qué opinas sobre el subsidio de desempleo, innegociable para sindicatos, pero quiso ser reformado por el famoso decreto de Aznar, con Juan Carlos Aparicio de Ministro de Trabajo, que después se echaría para atrás, a pesar de que según se dijo la huelga general fue ganada por el gobierno de entonces. Ese decreto proponía la eliminación de ese subsidio ante la negativa reiterada tres veces consecuetivas de un trabajador en paro a tres ofertas de empleo acordes con su cualificación, ya que a juicio de algunos economistas liberales, ese subsidio pudiera desincentivar la búsqueda de empleo por parte del trabajador, aunque los sindicatos consideran que es una protección social innegable sobre todo además porque depende del tiempo trabajado y no tiene una duración perpetua, algo que no sería viable, ya que sólo supondría un mayor endeudamiento y más asfixia para los trabajadores en activo. Sin embargo, arguyen estos economistas liberales que todo subsidio, como toda subvención, parte de dinero público, que lejos de "no ser de nadie" como dijo una famosa ministra socialista, es de todos los españoles, de forma que aquellos que sí trabajan estarían afectados por aquellos que teniendo su subdisio no muestran interés por salir del agujero aceptando las ofertas que se les ofrecen desde el INEM. Sin duda, es un tema muy espinoso.

Casi tanto como el salario mínimo, caballo de batalla entre sus acérrimos defensores, y no sindicales, y quienes en ocasiones han osado a contracorriente criticarlo por considerar que esa imposición estatal puede generar desempleo ya que un empleador que podría contratar a alguien, puede decidir no hacerlo si se le exige pagar a su empleado una cantidad que los propios beneficios de su empresa le impiden satisfacer, aun cuando ese propio empleado estuviera dispuesto a trabajar por ese salario, sobre todo, antes que estar en el paro, aunque eso sería visto como una explotación, razón por la que casi nunca es cuestionado, pero hay ciertas escuelas o sectores económicos que siguen insistiendo en sus posibles beneficios.

En tercer lugar, y por último, terminas diciendo que es indispensable "el traslado de confianza a los consumidores sobre el futuro inmediato de la economía". Es un deseo inobjetable, y creo que todos coincidirían en ello con independencia de colores y credos, pero ¿cómo conseguirlo?

Aunque claro, para algunos la economía es un simple "estado de ánimo" (ZP dixit), por tanto, con simple voluntarismo y optimismo antropológico se resolverían las crisis económicas y problemas financierons por arte de birlibirloque, pero las cosas parecen mucho más difíciles y no debieran reducirse a meros deseos que probablemente sean compartidos por una gran mayoría, pero hay que proponer soluciones reales, y ver cuáles son factible para llevar a cabo, aunque ahí es donde se pueden dar las fricciones entre los intereses de cada una de las partes implicadas (empresarios, empleados, bancos, administraciones, sindicatos... etc.)

Por cierto, también se ha hablado últimamente del excesivo incremento de funcionarios, e incluso hay quien propugna ese método como creación de empleo a pesar de que los organismos no generan beneficio alguno, y sufragar el gasto de todos los funcionarios supone más despilfarro de gasto público, y no se ha demostrado que ese incremento haya sido directamente proporcional a la eficacia administrativa, sino que la burocracia, desde el ámbito de la justicia hasta la sanidad pasando por las instituciones autonómicas y locales sigue siendo la tónica habitual. Sin embargo, según todas las estadísticas, encuestas y propias experiencias, demuestran que un joven universitario cualquiera, que debería tener ganas de comerse el mundo, en vez de intentar esa odisea española de crear una empresa, su meta prioritaria es "sacar una oposición". ¡Pues qué mentalidad más emprendedora! Si aun encima, eso se sufraga con el dinero de todos, y el endeudamiento es cada vez mayor, cada vez parece más probable que por no estar, nos van a estar aseguradas ni las pensiones. Y se puede volver tiempos aciagos de quiebra de seguridad social, etc.

Y no parece que dar dinero a un ayuntamiento para hacer una innecesaria pista para patinar en un pueblo sea la solución por haber contratado durante unos meses a quienes se encarguen de hacerla. Sólo servirá para maquillar las cifras del paro, ¿no?

En fin, perdona mi extensión, pero me ha parecido interesate tu artículo, y ante unas circusntancias económicas como las que padecmos, son muchas las cuestiones que se agolpan al respecto. Felicidades por tu blog,

un cordial saludo.

Anónimo dijo...

Perdón, en el primer párrafo quise poner "para aquellos que no estamos muy duchos en economía". Vamos, que somos ignaros en la materia.

Miguel A. Paniagua dijo...

Bueno, esto es un examen en toda regla.
Gracias, en principio por tu comentario y tu interés.
Como hay varios temas, haré varios entradas contestando a cada parte de tu escrito si te parece. Introduciré tu comentario y el mío a continuación. Creo que así será más fácil de seguir y analizar.
También había pensado hacer una entrada con todo tu comentario para que se leyera mejor, pero creo que es mejor hacerlo por partes.
En general, para todos, si tenéis comentarios largos, me los podéis enviar por mail y los publico integros como una entrada más.

Anónimo dijo...

De acuedo, Miguel Ángel, muchas gracias por tu respuesta. Y estaré atento a tus nuevas entradas y lecciones de economía, a ver si saco algo en claro en estos tiempos de crisis. Si son tan didácticas como ésta, espero entenderlas todas.

Un cordial saludo.

PD.: Y perdona por la extensión del primer comentario, pero ¡no es un examen! Simples interrogantes sobre los que a alguien con conocimientos económicos como tú podrá ilustrarnos. De economía yo no tengo mucha idea, salvo lo que leo, que es bastante, para estar informado y adquirir más conocimientos al respecto, aun así espero que entendieras todo lo expuesto en cada una de mis dudas, surgidas a raíz de tu entrada (que conste).

Lo dicho, cuando tenga tiempo, estaré atento a tu blog.