miércoles, 17 de junio de 2009

EL FIN DE LA DEDUCCION POR VIVIENDA

La subida de impuestos estaba cantada. El despilfarro de este gobierno tiene sus consecuencias. La ristra de medidas enfocadas a maquillar (sin éxito) los datos económicos, en vez de aprobar medidas incentivadoras de la actividad, acaban, como no podía ser de otra manera, en una subida de impuestos. El déficit se está haciendo insostenible y se espera que empeore hasta finales de 2010, lo cual obliga a incrementar la recaudación. Ya se ha iniciado con los impuestos de los hidrocarburos y el tabaco. Seguirá con la desaparición parcial de la deducción por vivienda.

Aunque se toma como medida temporal, para intentar acabar con el desplome de la venta inmobiliaria: la mayoría de los analistas coinciden en que reactivará la demanda (la sensación fin de existencias puede surtir efecto y reanimar las compras, pero es más que probable que no acabe con todo el stock existente), es una medida que ya intentaron poner en práctica hace 5 años cuando los socialistas llegaron al gobierno.

¿Por qué no lo hicieron? porque han estado cinco años viviendo de la explosión inmobiliaria y del consumo que ahora tanto critican. Toda la política económica se orientaba a demostrar que se podía crecer más con los socialistas que con el PP, y en los que el dinero de los constructores era muy útil para cambiar el mapa empresarial español y ganar posiciones políticas en el mundo de los negocios. Con viejos amigos y con nuevos.

Pero es una medida que antes o después había que tomar y este puede ser un buen momento. Aunque el ahorro de esta deducción es una cantidad ridícula.

Sería preferible que las reformas se centraran en tributos como el ITP y AJD, que resultan obsoletos. En plena era tecnológica no tiene sentido gravar la inscripción de cada documento. El problema es que ambos son una fuente de financiación de las comunidades autónomas, que necesitarían compensar esa pérdida.

El cambio de alquiler por compra de vivienda, según indican los expertos, también daría más aire al mercado laboral, donde tener una vivienda en propiedad o una hipoteca es un lastre a la hora de buscar trabajo en otras ciudades o comunidades autónomas. “Si se analiza qué países tienen menos tasa de paro de la OCDE, se ve claramente que son aquellos que cuentan con un mercado de alquiler más grande”.

En cuanto a la reforma del Impuesto sobre Sociedades, los expertos consideran que el incentivo es muy reducido para las pequeñas empresas, ya que ahora ingresan muy poco. A las PYMES con trabajadores les preocupan más las cuotas a la Seguridad Social.

El principal problema del sistema tributario español es el siguiente: resulta curioso que, según los datos de la Agencia Tributaria, el 85% de los contribuyentes declare menos de 30.000 euros y sólo un 2,98% admita una renta anual superior a 60.000 euros. Igualmente, resulta paradójico que frente a una renta media declarada en 2006 de 18.081 euros por contribuyente el PIB per cápita español fuera ese año de 22.152 euros. “Si la renta media del IRPF sólo se refiere a los 17.840.783 declarantes y la distribución de la riqueza se calculó para una población de 44.068.200 ciudadanos, algo está fallando”. Hay una cantidad ingente de ingresos no declarados, tenemos un sistema que ahuyenta a los contribuyentes y una Agencia Tributaria que no consigue que afloren. Debemos instaurar un modelo tributario suficientemente justo para que los ciudadanos se sientan motivados a declarar, para que las inversiones empresariales se decidan por España y lo suficientemente duro para evitar los apetitos defraudadores. Pero esta, como otras tantas seguirá siendo una reforma pendiente.

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