Existen dudas sobre la salida de la crisis. Algunos economistas, incluido el profesor de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini temen que se produzca una nueva crisis tras una breve recuperación, lo que se conoce como “double-dip recession”. Recordaros que Roubini ganó mucho prestigio por sus acertadas predicciones sobre la recesión global detonada por la crisis “subprime”.
Existen varios argumentos para sostener estas dudas:
Aunque en países como Australia, Alemania, Francia, Japón y algunos países emergentes como China, Brasil y otras latinoamericanas la recuperación ha comenzado, casos como el de España, Italia, EEUU y otros países de la eurozona pueden lastrar la recuperación mundial.
El primer riesgo, la debilidad del mercado laboral: situaciones de desempleo por encima del 10% son inasumibles para una economía. Habrá efectos negativos en la demanda, en la morosidad bancaria, en la competitividad de los trabajadores y en su productividad. Afirman que no solo existe una crisis de liquidez, sino que hay una crisis de insolvencia que está por emerger. Las pérdidas de las instituciones financieras se han socializado y desplazado a los balances de los gobiernos, lo que limita la capacidad de éstos para tomar medidas para reactivar el gasto de los hogares y la inversión de las empresas.
Otro riesgo es el déficit por cuenta corriente que provoca que los consumidores tengan que ahorrar más y recortar gastos. La baja rentabilidad de las empresas a causa de sus elevadas deudas, bajo crecimiento y persistencia de presiones deflacionistas en sus márgenes, lastrarán su productividad y su capacidad para invertir y generar empleo.
Por último las estrategias de salida de los estímulos fiscales y económicos. Si se toman en serio la tarea de recortar déficit a base de subidas de impuestos, recorte de inversión y drenar el exceso de liquidez, podrían socavar la leve recuperación y llevar a la economía a una “stag deflación”, recesión más deflación.
Por tanto, habrá que estar atentos a los datos de los dos próximos trimestres, por si se confirman estos malos augurios, absolutamente razonables.
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