Que no somos todos iguales, lo tenemos claro. Y que todas las comunidades autónomas son distintas, también lo tenemos claro. Aunque así sea, no acabamos de entender muy bien, ¿por qué el diferente trato que reciben unas y otras por parte del Estado?. Y ¿por qué siempre se trata mejor al más despilfarrador?. Seguramente porque saben que tienen la sartén por el mango y no encuentran ninguna razón para autolimitarse, ya que la Solidaridad, el Bien Común, no son conceptos que incluyan en su particular diccionario político.
Cataluña ha conseguido del gobierno una ampliación en su límite de endeudamiento, sobre un presunto Plan de Equilibrio que ni siquiera está confeccionado. Varias Comunidades Autónomas y algún Ayuntamiento ponen el grito en el cielo y la Ministra envía una carta a todas las Comunidades Autónomas diciendo que las normas no han cambiado.
Por otra parte, la necesidad de endeudamiento exterior de las Comunidades Autónomas asciende a 25.000 mill. para este año, sólo las refinanciaciones suponen más de 10.000 mill. de euros. Hay presupuestos del año anterior pendientes. Un lío descomunal. Y el riesgo en el horizonte de que alguna institución pública tuviera que enfrentarse a un impago de la deuda, algo que el Estado no puede aguantar en estos momentos de tensión de los mercados de deuda. Todo esto es habitual en esta legislatura, desbarajuste, cambios continuos de parecer, en fin, que nadie sabe nunca a qué atenerse.
Pero no sólo en esto somos diferentes: en un marco de gran descentralización de competencias, las políticas de los gobiernos autonómicos tienen mucho que ver en su evolución económica. Madrid, por ejemplo, ha cimentado su éxito en la contención del gasto, en bajadas de impuestos e incentivos a emprendedores, creando un entorno favorable para la actividad empresarial y atractivo para nuevas inversiones. En 2011 duplicará el crecimiento de Cataluña, y tiene actualmente la mayor renta per cápita y la menor tasa de paro de España. Este modelo debería servir de ejemplo para otras autonomías, cuyos dirigentes han optado por gastar cada vez más, aumentar su sector público empresarial sin lógica económica, enterrar dinero público en empresas inviables sin subvenciones, someter a la actividad empresarial a un intervencionismo asfixiante y, cuando se les ve el plumero, optan por el recurso fácil, pero poco convincente, del victimismo.
Y también somos diferentes en los datos del paro: si tenemos en cuenta el paro y la población activa, la media de paro en las comunidades gobernadas por el PSOE es 4,5 puntos porcentuales superior a las comunidades lideradas por el Partido Popular.
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